12/10/12

El perdón... y el fin del tiempo

Perdonar es…
como una melodía...
Un aleluya...




¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor?
En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así como de aflicción y pérdida. Éste es el “sacrificio” que pide la salvación, y, a cambio de todo ello, gustosamente ofrece la paz.
A todo lo que parece eterno le llegará su fin. Las estrellas desaparecerán, y la noche y el día dejarán de ser. Todas las cosas que van y vienen, la marea, las estaciones del año y las vidas de los hombres; todas las cosas que cambian con el tiempo y que florecen y se marchitan, se irán para no volver jamás. Lo eterno no se encuentra allí donde el tiempo ha fijado un final para todo. El tiempo sólo está a la espera del perdón para que las cosas del tiempo puedan desaparecer, ya que no son de ninguna utilidad.
Pues el perdón no se propone conservar el tiempo, sino abolirlo una vez que deja de ser de utilidad. Mas no debemos olvidarnos de que en un mundo así, no transcurre mucho tiempo antes de que la intemporalidad venga calladamente a ocupar el lugar del tiempo.

Extractos de “Un curso de milagros”  Cap. 29.6 
Helen Schucman

2 comentarios:

Levemente dijo...

Perdonar es recordar... sin dolor. Perdonar... es libertad. Perdonar... es paz.

Sangón dijo...

Perdonar permite dedicar toda tu energía a lo que realmente importa.
Tiene sentido... perdonar para que el tiempo deje de existir... para vivir en lo intemporal... en el amor, que es eterno.