Camina plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que puede haber en el silencio. En la medida de lo posible y sin rendirte procura llevarte bien con todas las personas. Di tu verdad tranquila y claramente; y escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.
Evita
a los ruidosos y a los agresivos,
ellos afligen el espíritu.
Si te comparas con otras personas,
puedes volverte vanidoso y amargado;
porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros y también de tus planes.
Mantén
el interés en tu propia carrera, por humilde que sea;
es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
Sé cuidadoso en los negocios;
pues el mundo está lleno de trampas. Pero no dejes que esto te ciegue a la virtud que existe;
muchas personas luchan por grandes ideales;
y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé
tú mismo.
En especial, no finjas el afecto.
Tampoco seas cínico ante el amor;
porque frente a la aridez y al desencanto,
el amor es perenne como la hierba.
Acepta
con serenidad el consejo de los años,
y renuncia con dignidad a los dones de la juventud.
Nutre la fortaleza de tu espíritu para protegerte ante desgracias inesperadas,
pero no te angusties con oscuros pensamientos.
Muchos miedos nacen de la fatiga y la soledad.
Sin olvidar una justa disciplina,
sé amable contigo mismo.
Eres
un hijo del Universo,
no menos que los árboles y las estrellas;
tienes derecho a estar aquí.
Y no importa si te resulta evidente o no,
no hay duda de que el Universo se está desarrollando como debe.
Por
ello procura estar en paz con Dios,
no importa como lo concibas,
y sean cuales sean tus afanes y aspiraciones
en la ruidosa confusión de la vida, mantén la paz en tu alma.
A
pesar del trabajo duro, las falsas esperanzas y los sueños rotos,
este sigue siendo un mundo hermoso.
Procura estar alegre.
Lucha por ser feliz.
"Varios hombres, habían quedado encerrados por error en una oscura caverna
donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender
una pequeña vela, pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía
ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a
que los demás prendieran su propia vela... y así, compartiendo la llama con
todos... la caverna se Iluminó.
Entonces, uno de los discípulos preguntó a Hu-Song: ¿Qué nos enseña este relato maestro? Y Hu-Song contestó: Nos enseña que nuestra Luz sigue siendo
oscuridad si no la compartimos con los demás. Y también nos dice, que compartir
nuestra Luz no la desvanece, sino que por el contrario... la hace crecer.
Despertemos: El compartir nos enriquece en lugar de hacernos
más pobres Recordemos: Los momentos más felices son aquellos en los que
hemos podido compartir
Y es mi deseo, que siempre recordemos que la Luz que se nos
ha dado es para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado..."