Desde la primera infancia nos enseñan a creer en lo que nos dicen las autoridades, iglesia, padres, etc. Y luego a razonar sobre lo que hemos creido. En cambio la libertad de pensamiento es al revés: Es primero razonar y luego creer en lo que nos ha parecido bien de lo que hemos razonado.
Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor.
José Luís Sampedro
Jordi Évole entrevista a José Luís Sampedro en "Salvados"