En el jardín de un manicomio, conocí a un joven encantador de rostro pálido y hermoso, allí internado.
Al sentarme junto a él en el banco, le pregunté:
-¿Por qué estás aquí?
Me miró sorprendido y respondió:
-Esa es una pregunta inadecuada sin embargo te contestaré. Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo, al igual que mi tío. Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre. Mi hermana me señalaba a su esposo como modelo de perfección a seguir. Mi hermano, excelente atleta, insistía en que debía ser como él. Y mis profesores, tanto el doctor en filosofía, como el de música y el de lógica, también pretendían que fuese el reflejo de ellos. Por eso vine a este lugar, me pareció más sano. Al menos puedo ser yo mismo.
De pronto, se giró hacia mí:
-Pero dime, ¿viniste a este lugar guiado por la educación y los buenos consejos?
-No -le respondí-. Soy un visitante.
Entonces él concluyó:
-¡Ah!, tú eres uno de los que viven en el manicomio... al otro lado del muro.
¡Pío-pío que yo sí he sido! :-D (qué gracioso corto). Bueno... fue Khalil Gibran... y Leve lo comparte por estos lares.
Gracias Leve por compartir. A veces, las palabras se usan mal de forma premeditada, llamando amor a lo que no es o locura a lo que es diferente. El corto está cargado de significado... el que es diferente, el loco, al final acaba pasándoselo bien, riéndose de todos.
En el jardín de un manicomio, conocí a un joven encantador de rostro pálido y hermoso, allí internado.
ResponderEliminarAl sentarme junto a él en el banco, le pregunté:
-¿Por qué estás aquí?
Me miró sorprendido y respondió:
-Esa es una pregunta inadecuada sin embargo te contestaré. Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo, al igual que mi tío. Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre. Mi hermana me señalaba a su esposo como modelo de perfección a seguir. Mi hermano, excelente atleta, insistía en que debía ser como él. Y mis profesores, tanto el doctor en filosofía, como el de música y el de lógica, también pretendían que fuese el reflejo de ellos. Por eso vine a este lugar, me pareció más sano. Al menos puedo ser yo mismo.
De pronto, se giró hacia mí:
-Pero dime, ¿viniste a este lugar guiado por la educación y los buenos consejos?
-No -le respondí-. Soy un visitante.
Entonces él concluyó:
-¡Ah!, tú eres uno de los que viven en el manicomio... al otro lado del muro.
¡Pío-pío que yo sí he sido! :-D (qué gracioso corto). Bueno... fue Khalil Gibran... y Leve lo comparte por estos lares.
Gracias Leve por compartir.
ResponderEliminarA veces, las palabras se usan mal de forma premeditada, llamando amor a lo que no es o locura a lo que es diferente.
El corto está cargado de significado... el que es diferente, el loco, al final acaba pasándoselo bien, riéndose de todos.